16 mayo 2022

ARTÍCULO

LAS "MÚLTIPLES" INTELIGENCIAS: 

ENTRENAMIENTO Y APRENDIZAJE



La inteligencia, facultad de la mente que permite aprender, entender, tomar decisiones, razonar…Durante el siglo XIX, se creía que la inteligencia era algo general, que se tenía o no se tenía, era una capacidad innata, es decir, que provenía de la herencia. A finales de este siglo, se empiezan a crear tests de inteligencia para detectar a las personas deficientes mentales y más tarde, se usaron para determinar, según el valor recogido en los tests, si las personas eran válidas para unas cosas u otras. Por ejemplo, se aplicó para decidir qué puestos debían ocupar los soldados que iban a la guerra, si las trincheras u otros puestos de cargo superior. 

Los estudios siguieron avanzando a medida que lo hacía la ciencia y no fue hasta “el otro día” que entendemos el concepto de inteligencia como la capacidad del cerebro para aprender. No hay una inteligencia, sino capacidades relacionadas con el potencial para desarrollar una tarea, habilidades que con entrenamiento van mejorando. Destrezas, ya no es necesario el proceso reflexivo para realizar la acción sino que se produce de forma inconsciente. Competencia, no solo se realiza la actividad sino que se ejecuta con dominio. Es por todo esto que el concepto de inteligencia debe verse como algo que se entrena y se aprende. Desde el punto de vista de la neurociencia lo podemos relacionar con la capacidad plástica que tiene nuestro cerebro y de la que hemos hablado en  artículos anteriores. 

Howard Gardner (1983) defendía la existencia de muchos tipos de inteligencias, en concreto habla de ocho, entre ellas, la inteligencia musical. 

La práctica musical es fundamental para favorecer la neuroplasticidad. Hay estudios que muestran cómo en el cerebro de las personas que se dedican a la música se producen cambios tanto en volumen como en densidad de materia gris y blanca en diferentes zonas del cerebro. Al mismo tiempo, la práctica musical favorece el aprendizaje, las capacidades cognitivas, verbales, motoras y sociales. No obstante, de todos y todas es sabido que  en el ámbito académico la Música no se le da mucho valor ni se potencia como debería.

Las y los que nos movemos en el mundo artístico sabemos muy bien que siempre andamos en la cuerda floja, cuestionados hasta la saciedad por quienes osan llamarnos -materias que distraen-, dícese de aquellas materias fácilmente intercambiables y tristemente dependientes de la ley educativa que esté en vigor. Aquellas que hacemos ingentes esfuerzos por demostrar continuamente nuestra funcionalidad y bondad; a las que siempre se nos pone en duda dentro del entramado y complejo proceso educativo. Esta lenta agonía educativa es la que padece, entre otras materias, la de Música, que está destinada a pelear incansablemente por mantener su estabilidad en el candelero pedagógico. ¡Qué cansino resulta!, ¿no creen?. ¿Quieren que se lo justifiquemos?, ¡pues allá vamos!: la música, al igual que el resto de las materias contribuye a desarrollar la inteligencia lingüístico-verbal. Puede ser considerada como lenguaje en la medida en la que utiliza un código con carácter representativo y normativo. música y lenguaje representan dos códigos diferentes, pero que a su vez, comparten el aspecto comunicativo. Son sistemas formales elaborados, capaces de transmitir una información y unos valores culturales, sociales, emocionales e intelectuales. Constituyen un instrumento de representación, de interpretación de la realidad, de construcción del conocimiento y de organización del pensamiento. Además, la música está muy relacionada con las funciones del lenguaje y, a su vez, favorece la consecución de una serie de  capacidades, que contribuyen al desarrollo de los intercambios comunicativos (el diálogo, el intercambio de opiniones, la escucha…). Continuemos, como ya les comentamos en artículos anteriores, desde siempre se ha considerado que las matemáticas y la música tienen cierta similitud y está claro que, como pudimos comprobar, existe una estrecha relación entre ellas. Las matemáticas están presentes en diversos conceptos musicales como: la afinación, la disposición de las notas, la formación de los acordes, la armonía, el ritmo… La utilización de modos de representación y pensamiento lógico-espacial, así como el uso de un lenguaje abstracto son algunas de las estrategias que comparten. Además, personajes del mundo de las matemáticas tan conocidos como Pitágoras o Zarlino, ocupan un lugar importante en la Historia de la Música por haber contribuido al desarrollo de la teoría musical, e indudablemente,  a su práctica. Así pues, la inteligencia lógico-matemática, también la promueve.

Prosigamos, la inteligencia kinestésica-corporal, está incluida en todas esas destrezas necesarias para tocar los instrumentos musicales o cuando se hace uso de todo el cuerpo (y todo lo que ello implica) para expresar ideas o sentimientos a través del lenguaje corporal o la danza donde también se pondría en marcha la inteligencia espacial.

Y todavía hay más...puede ayudar al alumnado a tomar conciencia acerca de los problemas medioambientales que afectan a nuestro mundo actual, observando detenidamente cómo nos relacionamos con el entorno, haciendo un llamamiento al cuidado y conservación del medioambiente. Por otro lado, plantea el debate y  la reflexión sobre el exceso de ruido predominante en nuestra sociedad actual  y la importancia del silencio, no sólo como elemento necesario previo al hecho musical, sino también como condición indispensable para el bienestar físico y psíquico de las personas. Además, muchos son los temas que se pueden tratar transversalmente: la educación del consumidor, fomentando actitudes críticas hacia el consumismo o la educación para la salud, con la que se pretende generar hábitos de vida saludable que prevengan la aparición de problemas de salud, por lo que, aunque sea indirectamente, también se puede relacionar con la inteligencia naturalista. La naturaleza es una gran productora de sonidos y está demostrado que la música puede afectar positivamente en el crecimiento, desarrollo y bienestar de los seres vivos.

Por otro lado, desde sus orígenes ha estado unida a la interpretación grupal. La gente se reunía para cantar, tocar instrumentos y bailar, formando conjuntos que con el paso del tiempo, se profesionalizarían, dando paso a agrupaciones más específicas y profesionales. Participa, por tanto, de esa tradición socializadora, ya que favorece y garantiza el trabajo en grupo por su propia naturaleza, muchas veces, exige la coordinación del grupo, ya sea en actividades de interpretación vocal, instrumental, de movimiento o de danza. Al cantar, tocar o bailar conjuntamente aprenden a escucharse y a coordinarse,  llevando a cabo un trabajo cooperativo, donde cada uno debe asumir una determinada  responsabilidad y donde la acción conjunta es necesaria para alcanzar un objetivo común. De esta manera, se contribuye a la valoración del grupo y se promueve el respeto hacia los demás, lo que impulsa la puesta en práctica de la inteligencia interpersonal, que se vería completada con su modalidad individual, la inteligencia intrapersonal, la que permite conectar con una o uno mismo. 

Y para acabar y obviamente, por sus propias características también desarrolla la inteligencia musical y nos ayuda a conocer el hecho musical  en sí y todo lo que ello conlleva: acceso a manifestaciones culturales y musicales variadas, a las características musicales de zonas geográficas determinadas, de épocas y de estilos diferentes, contextualizándolas social e históricamente y valorándolas con una actitud abierta y de respeto. 

En definitiva, la Música aboga, apuesta y lucha por fomentar esa cultura personal que distingue al individuo. Estimula el cerebro, potencia la concentración, mejora la memoria, favorece la creatividad, aumenta el rendimiento, genera bienestar, ayuda a socializar…

¿Es que todavía alguien se cuestiona que debamos formar parte de la educación?.


Alicia Alonso González y Aranza Hernández Hernández



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