18 septiembre 2022

ARTÍCULO

                         

 LAS F(X) EJECUTIVAS Y LA  MÚSICA

Después de un verano de descanso, ocio y disfrute, al menos así ha sido el nuestro, y por supuesto, deseamos que el de ustedes también, ¡volvemos a la carga!. El tema que hemos escogido en esta ocasión es nada más y nada menos, que las funciones ejecutivas y cómo el aprendizaje musical puede entrenarlas. Ahora que regresamos a las aulas, y tanto el alumnado como el profesorado empezamos a poner en marcha nuestras neuronas, que casi han estado tan relajadas como ustedes y nosotras, nos parecía un buen tema.

Antes de dar nada por hecho, que ya sabemos lo importante que es partir de los conocimientos previos del alumnado para traer a su memoria de trabajo todo aquello de lo que tienen información y que por tanto, se encuentra en su memoria a largo plazo, vamos a ver, querido lector/a, cómo de entrenadas tienes tus funciones ejecutivas. 

Te vamos a pedir que hagas este juego que preparó @esencialudica. Es muy simple pero, aunque parezca mentira, se utiliza en el laboratorio para observar cómo responde el cerebro. Con ese juego tan simple se entrenan varias funciones ejecutivas. De momento, no te vamos a decir cuáles. Vamos a mencionar las funciones ejecutivas básicas y a ver si, por tu cuenta, eres capaz de deducir cuáles has puesto en marcha al realizar el juego. 

Las funciones cognitivas constituyen un elemento básico del comportamiento humano y sus características van a determinar cómo interaccionamos con el entorno. Las fundamentales son: la atención, la memoria y el funcionamiento ejecutivo. Son las que hacen posible que tengamos un papel activo en los procesos de recepción, selección, transformación, almacenamiento, elaboración y recuperación de la información, lo que nos permite desenvolvernos en el mundo que nos rodea, es decir, y por simplificarlo un poco, las funciones ejecutivas son funciones cognitivas de orden superior. Desde la neurociencia se habla de tres: la memoria de trabajo, el control inhibitorio y la flexibilidad cognitiva. Sin embargo, si lees el libro de José Antonio Marina y Carmen Pellicer, La inteligencia que se aprende, puedes comprobar que para ellos habría unas doce funciones ejecutivas. Además de las que ya hemos nombrado, añaden entre otras, la planificación, la toma de decisiones o la gestión emocional.

Respecto a la memoria de trabajo citada al comienzo de este artículo, la podemos definir como la memoria operativa o la memoria online, la que hace referencia a la información que tienes que tener en tu cabeza para poder realizar una acción. Por ejemplo, si estás en el aula resolviendo un problema de matemáticas y tienes que hacer cálculos, debes tener la tabla de multiplicar en tu mente para poder realizar el ejercicio o una calculadora, claro está. Si eliges la primera opción trabajarás la memoria y si optas por la segunda, otras destrezas. O, si pensamos en el ámbito musical y estás leyendo una partitura. Mientras tocas un instrumento, en tu memoria de trabajo debes tener muy claro cómo decodificar ese lenguaje: nombre de las notas, valor de las figuras, características del compás, significado de los términos que aparecen impresos (matices, tempo, carácter o articulación, entre otros).

En cuanto al control inhibitorio podemos decir que es aquel con el que evitamos las conductas inadecuadas. Un buen control inhibitorio permitiría a nuestro alumnado no distraerse. Si un alumno o alumna es capaz de frenar una respuesta o ignorar información que no es relevante estaría haciendo un buen uso de esta función ejecutiva. Estaríamos ante el hipotético caso de que sonara el timbre del recreo y nuestro alumnado no se moviera de la silla porque sigue atento a las explicaciones del aula o si habláramos de algo más musical, cuando aparece un silencio en medio de un musicograma y a nadie se le escapa una palmada donde no va.

Por último, la flexibilidad cognitiva, es la función ejecutiva que nos permite generar respuestas alternativas a un mismo problema o tolerar mejor los cambios que pudieran suceder sin alterarnos ante estos cambios y así poder afrontarlos de la forma más adecuada posible, lo que nos ayudaría a convertirnos en personas más resilientes. Tolerar los errores… ¡Es tan increíble que esto pueda entrenarse!...No sé si has leído ya el nuevo currículum LOMLOE de la materia de matemáticas porque, si es así, todo lo que hemos escrito anteriormente te sonará. En la competencia específica 9 habla, nada más y nada menos, de la flexibilidad cognitiva. 

¿Existe una única manera de resolver problemas matemáticos? o ¿Estás al tanto de las diferentes estrategias para resolver problemas? ¿No son retos los que ponemos al alumnado y, de ese modo, les enseñamos a trabajar su tolerancia a la frustración? ¿Cuántas veces se equivocan al leer una partitura? ¿Cuántas veces creer que no se cuenta con las condiciones idóneas para tocar (condiciones acústicas, lengüeta adecuada (en el caso de los instrumentos de viento madera) nos limita? Si optamos por adaptarnos a las circunstancias e intentar sacar el máximo partido a lo que hay, estaríamos entrenando nuestra flexibilidad cognitiva. Si no se diera, sería difícil por ejemplo, seguir las indicaciones de un director que no fuera el habitual de una agrupación. Esta habilidad sería extremadamente útil para  todos los mortales, pero si te dedicas a la enseñanza, la vemos como una necesidad porque nos ayuda a diseñar estrategias específicas para atender las diferentes realidades educativas desde una perspectiva idónea y empática. En conclusión, se trata de tener la suficiente habilidad para pasar al plan B sin que se note, sin que la emoción te lleve, sin que te paralice. Entrenar el pensamiento divergente. Y no nos cabe ninguna duda que las matemáticas y la música son dos vehículos conductores para mejorar estas funciones de nuestro cerebro.

Te dejamos este vídeo de Aprendemos juntos de BBVA donde Jesús Guillén pone a prueba las funciones ejecutivas de las personas con las que se encuentra. Nosotras ya lo hemos probado y comprobado. Dale a un grupo de alumnos y alumnas instrumentos de percusión, pon a alguien al piano o a la guitarra y comparte unas cuantas instrucciones…Verás cómo funcionan la memoria de trabajo (retener las instrucciones), el control inhibitorio (habilidad para solo tocar el instrumento que toca) y la flexibilidad cognitiva (cambiar las instrucciones en un corto período de tiempo). Ya nos estamos imaginando la banda musical que has creado. Las risas y el buen clima en el aula están asegurados y si brota alguna frustración no dudes en aprovecharla y hablarles del famoso “todavía” y la mentalidad de crecimiento. Recuerda que la gestión emocional también es una función ejecutiva que nos ayuda a intentar comprender  y a adaptarnos mejor a un mundo en constante cambio.

            
         Alicia Alonso González  y Aranza Hernández Hernández.

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